El día que Rodrigo decidió limpiar su cuarto


Su cuarto estaba hecho un completo desorden. Rodrigo salía cada día a la universidad apurado como siempre, estaba en exámenes finales y se había quedado dormido un par de veces teniendo verdaderos problemas. Todo comenzó el día que se perdió el celular, o mejor dicho esa fue la gota que derramó el vaso, ya se le habían perdido varios cuadernos, un libro, el control remoto de la tele, había sacado varios duplicados de llaves, su segundo reloj lo encontró pero luego de comprar otro y siempre andaba con medias diferentes que ocultaba con el pantalón sin basta que chocaba con el suelo mientras caminaba y siempre estaba cochino. El día anterior estuvo estudiando matemática financiera en medio del tumulto de papeles de varios años pasados y periódicos antiguos que no dejaban ver la madera opaca del escritorio, pero él se esforzaba por estudiar y diciendo que ya era hora de arreglar todo esto.
Un día entró su mamá con todo lo necesario para limpiar, escobas, baldes, un estropajo, un trinche, pero Rodrigo no la dejó entrar diciendo que él sabía donde estaba cada cosa y que no le toque nada, que ya lo arreglaré mamá, no te preocupes.
El semestre estaba terminando y había aprobado todo, se pactó una fecha para limpiar el cuarto pero lo invitaron a salir unos amigos, que luego fueron a su habitación para conversar un rato. No fue un rato ameno, ya que no había dónde sentarse, las dos sillas que tenía estaban ocupadas, una con el televisor y la otra tenía una colección de cajetillas de cigarro iguales, y en la cama era imposible pues había un remolino de sabanas y edredones que daba miedo ahogarse entre todo el tumulto.
Sólo había una parte del cuarto en orden que era el estante donde ponía sus libros de literatura y como todo aspirante a escritor eso se respeta antes que nada, lo demás estaba lleno de envolturas de galletas, caramelos y 20 botellas de jugos más unas cajas de leche que Fernanda, su enamorada, se dio el trabajo de contar pero al final Rodrigo no dejó que las bote. Este fin de semana limpio todo y va a quedar “anís” decía todo el tiempo, hasta que ya nadie quería ir a visitarlo pues además del desorden afloraba el mal olor producto de las docenas de medias sucias que había bajo la cama y ni hablar de la ropa interior que estaba colgada por todos lados. El día que perdió el celular, Rodrigo esperaba una llamada importante y hasta pensó que se lo habían robado, buscó en sus cajones llenos de todo. En aquellos cajones se podía encontrar toda clase de objetos e ir recordando cada una de las etapas de su vida. Fue cuando desesperó y comenzó a ordenar el cuarto a pesar que era miércoles. Vio tal desorden y se dio cuenta que era imposible, entonces no dudó en llamar a su mamá para decirle que se mudaba pues sería más fácil que limpiar todo esto.


José María

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