Un hembrón. Otro Episodio en la vida del Pobre Pepito


Estaba buena, nadie lo podría negar. Y menos él, considerando sus anteriores afanes y enamoradas, esta era una diosa. Se le acercó tímidamente para ver si podía sacar algo bueno de aquella fiesta, empezaron las luces cortantes, pero estaba tan emocionado con la alucinación de aquella divinidad que no se mareó como normalmente hacía. Cada vez se lograba acercar más, había demasiada gente y avanzar un metro era un verdadero logro. Además todo el lugar estaba lleno de ebrios que te saludaban creyendo conocerte y te invitaban de su trago o te pedía cigarros y la hora. Ya estaba detrás de ella, pero qué hacía, qué le decía. Oye amiga bailas. Lo había hecho, increíble le dijo que sí, él era un bebote que siempre trataba de impresionar con cosas que no era. Pero se lo dijo y ella aceptó, increíble. Se acomodo el asqueroso cerquillo que le cubría la frente grasos y llena de granos. Y… cómo te llamas. Alejandra, tú. José, Pepe para ti. Se trataba de hacer el pendejo pero sus cachetes rojos y fofos lo delataban, además de la cara de baboso que no se la quitaba nadie y la actitud de niño mimado que se queda noches de noches planeando sus actitudes.

Empezó a sentir que algo, el pantalón se le abultó. La chica se le pegaba mucho y el sentía la gota de sudor que le brotaba de la sien, empezó a tragar saliva. ¿Este sería su día? Cada vez se le pegaba más y el estaba que no podía con los nervios y las ganas, le empezaron a temblar las ridículas piernas pero se daba valor diciéndose a sí mismo que hoy día si la hago caracho, por fin me voy a agarrar a alguien, como mis amigos, sí como mis amigos. A qué no sabes cuántos años tengo, le preguntó la chica hermosa que vale la pena decir era blanca y de ojos castaños. No sé, dieciocho, respondió con su edad a ver si eran del mismo año. No sonsito, tengo quince recién, corrigió haciendo gala de su tremendo tufo. Él se quedó atónito, ese cuerpazo no era de una niña de quince, y uf era chibola y estaba ebria, de todas maneras este era su día.

Y se empezó a pegar más, su corazón no resistiría, su ritmo cardiaco se había acelerado demasiado, pero el no se rendiría aún. Entonces ella en un arrebato se le colgó al cuello y empezó a besarlo violentamente, a morderlo. Su corazón dio otro salto al igual que su pene. Trato de seguir el juego y que no se diera cuenta de que era un poco inexperto en estas cosas, pero solo un poco eh.

Después de unos diez minutos agarrando, él ya estaba comodísimo obviamente y ya le había agarrado el truco a la cosa, ella le dijo que fuera a otra parte. Eran muchas impresiones para una sola noche, el paro cardiaco no tardaría si seguían en ese ritmo; pero mandó todo a la mierda y se dejó llevar por el momento. Salieron de la mano hasta la playa de estacionamiento donde estaba el vocho que le había regalado su viejo cuando cumplió dieciocho, era rojo y era lo que Pepe más quería en el mundo, todos los días lo limpiaba por horas y creía que con eso podría atraer la atención de las chicas.

Él no la dejaba de besar, ya sentía que la amaba, y en el carro fue aún peor. Empezó a conducir excitadísimo, no sabía que vendría después pero cualquier cosa sería buena. A dónde vamos, le preguntó mientras retrocedía el auto para sacarlo de la playa. Conozco un lugar bellísimo yo te guío, dijo casi gimiendo haciendo que el pobre Pepe empezara a temblar, y que su pantalón quisiera explotar. Esta mujer era increíble, nadie jamás se hubiera imaginado que en verdad tenía quince años, era un mujerón y se portaba como tal.

Prendió la radio, la besó, y si fuera un violador. Se acomodó el pelo, mejor para mí, pero sé que no lo eres. Cambió a segunda, no me conoces y te metes a mi carro así nomás, podría llevarte a un descampado, desnudarte, violarte, y luego de eso ahorcarte y botarte a la torrentera. Le empezó a tocar la pierna y subir lentamente, sí, pero no lo vas a hacer, voltea por acá. Pálido pero feliz, está bien.

–– ¿Y haces esto seguido?
–– ¿Qué cosa?
––Agarrarte a un desconocido en una fiesta y llevarlo a ese lugar bellísimo que dices.
–– ¿Qué me crees? ¿Una puta? ­––enojada.
–– No, perdóname, me confundí. Por supuesto que no.
–– Pues deberías reconsiderarlo­ ––rió ––. No mentira, yo soy niña de su
casa ­­––. Un beso y una tocadita de pierna subiendo un poco más de lo debido.

El pobre Pepe casi choca, pero lo supo controlar. Se estaba impresionando mucho por su manera de actuar, se sentía orgulloso. Por fin se están cumpliendo mis sueños, pensaba.

Dejó las hermosas fachadas coloniales de sillar del centro de la ciudad y se internó en barrios de clase media. Ella lo excitaba cada vez más, empezó a moverse inquietamente mientras emitía gemiditos y se acercaba a él para besarle el cuello y tocarle la pierna. Era increíble que Pepe aún pudiera conducir, resistía estoicamente, sabía que luego vendría algo mucho mejor.

Seguía sus instrucciones al pie de la letra: dobla a la derecha, listo, ahora de frente, a la izquierda, listo, sigue nomás, derecha, listo, ¿oye dónde estamos? Sigue nomás, derecha, listo. Ahora sí que Pepe esta perdido, jamás en su vida había estado en su lugar, pero el lugar debería ser hermosísimo, así que siguió conduciendo. De pronto empezó a ver la hermosa campiña casi extinta arequipeña. Y empezó a emocionar, qué mejor que tirar en el campo, con la naturaleza y todo eso, viendo la luna y las estrellas y respirando aire limpiecito. De hecho ya podía respirar el aire limpiecito mezclado con el carolina herrera de aquel hembrón.

Aquí para, para aquí. Y empezaron a besarse apasionadamente. Pepe estaba que explotaba, después de tanta espera, de tantos años, había llegado el momento, uy qué rico, listo, dijo, tenía unas ganas de gritar y agradecer al mundo pero tremendas. Estaba apunto de explotar de alegría cuando sintió que le quemaba la nuca, vio cinco hombres rodeándolo y cayó inconciente.

El muy imbécil despertó al otro lado de la ciudad, un poco más arriba del aeropuerto y al tratar de levantarse se dio cuenta que casi no podía caminar y que el culo le ardía como los mil demonios, como si hubieras estado chupando tequila con limón y todo, pero de reversa. Qué asco Pepe, eso te pasa por ingenuo, baboso, pretencioso y loser. No se ganó con un hembrón, se ganó con cinco hombrónes.


Chernobyl

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